Mi carrera pública la empecé hace un poco más de 21 años. Recuerdo intacto el número de personas que me dieron su voto para ser edil de Chapinero: 1.730 ciudadanos que me confiaron la labor de representarlos en la toma de decisiones de la localidad. Desde entonces hasta hoy, como se dice popularmente, ha corrido mucha agua debajo del puente.
Peldaño por peldaño fui construyéndola, creciendo profesional y personalmente. He tenido alegrías, días muy complicados, decisiones muy difíciles y delicadas por tomar, satisfacciones y claro, también he cometido errores. A finales del año 2017 participé en un proceso en el que fui seleccionado con una beca otorgada por el gobierno americano para realizar estudios en planeación y urbanismo en el Massachusetts Institute of Technology – MIT-. En ese espacio de tiempo decidí desconectarme un poco, me dediqué a estudiar y por primera vez en muchos años decidí ser un ciudadano espectador.
Mirar las cosas desde afuera y no estar en el juego me sirvió enormemente. Ver los toros desde la barrera, como se dice popularmente, nos hace mucha falta a los servidores públicos para poner los pies sobre la tierra. Fui testigo de un país con un ambiente político denso. Garrotera de un lado y del otro, gente que en sus redes sociales se pelea con otros sin conocerlos por el solo hecho de no compartir su misma visión política, figuras que alimentan el odio con mentiras, ganas de idolatría. Muchos discursos, muchos trinos, poca gestión, pocos resultados. Sentí que a la política se le estaba escapando su misión, su valor, y que le falta mucha, muchísima, sensatez. Y eso, es un compromiso que los lideres debemos asumir y los ciudadanos debemos exigir: hacer política de manera responsable para siempre construir.
Por eso hoy a quiénes me preguntan y a los medios que sugieren que haré parte de la contienda electoral de este año, tengo que decirles que no. Sí, Bogotá es mi sueño, la amo profundamente y por eso propuse acordar un mecanismo que nos permitiera llegar con un candidato único de coalición de los distintos sectores que luchamos contra la polarización, que buscamos que el centro sea la alternativa para resolverle los problemas a la gente y no a los políticos. Es decir, lograr inscribir un solo candidato que construya sobre los construido, pero no fue posible, en consecuencia, he decidido no ser candidato a la Alcaldía, debo sumar y no dividir, pero desde luego seguiré trabajando intensamente por Bogotá, y esperando que quienes participan se pongan de acuerdo en ese propósito de unirse por que primero debe estar la ciudad.
Junto a un grupo de expertos construimos un plan de soluciones para Bogotá basadas en tecnología al servicio de la gente y las pondré a disposición de todos para hacer cambios juntos en la ciudad. Por ejemplo, la implementación de la policía predictiva para atacar la delincuencia; el plan para construir dos anillos viales y más de 50 km de túneles y cables financiados con utilidades de la EEB; universidad pública para toda la población a través de educación en línea asistida; o la estrategia de internet como derecho, que se traduce en conexión y subsidio.
Como dije, nos hace falta sensatez y somos nosotros quienes tenemos que empezar a cambiar las cosas. A engrandecer de nuevo el ejercicio público, devolverle el honor y su misión. No debo regresar a fraccionar, sino a sumar y construir. El agua ha corrido bajo el puente. La madurez llega para decantar el afán, darnos humildad y llenarnos de mucha responsabilidad. Ningún ego ni soberbia debe llevarse por delante a la ciudadanía. 20 años en el servicio público me han enseñado que mi rol siempre debe ser aportar.