Hace unos cuantos años, mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, los estudiantes de periodismo se encontraron con un temor entre sus profesores, temor que, por supuesto, les generó a ellos mismos una gran preocupación sobre su propio futuro: “Con el auge de los medios electrónicos -radio y televisión- ¿se acabará la prensa escrita?” La pregunta se discutía en clase, se debatía en los pasillos y era objeto de análisis en foros, talleres y seminarios, aquí y alrededor del mundo.
Luego llegó el Internet.
Y la prensa tradicional, de papel y tinta, empezó a migrar, también, hacia esa plataforma. Volvió entonces la pregunta aquella: ¿se acabará la prensa escrita?
Lo cierto es que ni los medios electrónicos ni el Internet han logrado hacer desaparecer la prensa escrita. Pero le han propinado un golpe muy grande. Muchos teóricos advertían que la prensa escrita debía renovarse si quería sobrevivir. Hoy yo sigo pensando lo mismo. Como diría un expresidente del Congreso y exministro de la República –cuyo nombre omito porque no es precisamente ejemplo de coherencia-: “O cambiamos o nos cambian”.
Hoy llegaron las fake news. Y no es para que nos asustemos y pensemos que la prensa formal (tradicional o multimedia) se vaya a acabar. Pero es una amenaza monumental.
Este jueves, el tema de las fake news -esas noticias falsas sembradas preferiblemente en plataformas como Whatsapp y Facebook y multiplicadas a veces por medios de comunicación- fue una vez más objeto de examen de periodistas de medios independientes, invitados por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) al foro “Periodismo con garra”, que moderó el propio ministro David Luna.
Al evento asistieron como panelistas Daniel Moreno, director de Animal Político, un portal mexicano muy al estilo de La Silla Vacía; Cristina Castro, directora de Semana.com, y Juan Esteban Lewin, subdirector de La Silla Vacía.
Moreno puso el dedo en la llaga. Dijo que los primeros en difundir fake news han sido los medios de comunicación formales, cuando, por ejemplo, convierten los simples y reiterados anuncios de gobernantes y candidatos en noticia y nunca se preocupan por ir más allá de estos.
Luego afirmó, jocosamente, que “Facebook y Whatsapp -canales privilegiados para multiplicar las noticias falsas- eran como las tías de la casa. Uno se sienta en familia a almorzar con ellas y de pronto dicen, abriendo los ojos: ¿oigan, si saben que Rusia le está metiendo la mano a las elecciones presidenciales de México y Colombia?
Cristina Castro señaló más adelante que “la mayoría de la gente que comparte las cadenas de noticias falsas lo hacen de buena fe”, y agregó que “no podemos juzgar a la audiencia”. Quizá quienes comparten esas fake news son tan genuinamente honestos como nuestras tías. Pero Moreno tiene razón cuando afirma que “detrás de las noticias falsas no hay un loco que las inventa. Hay un estratega que sabe cómo y cuándo plantarlas”. Y nosotros, en Colombia, sí que estamos viviendo ese reinado de las fake news por cuenta de los estrategas siniestros de las tantísimas campañas políticas.
¿Cómo enfrentar, entonces, las noticias falsas?, les preguntó el ministro Luna a los panelistas. La Silla Vacía -recordó Lewin- puso en marcha una iniciativa simpática llamada El Detector de Mentiras, que analiza la veracidad de las cadenas de whatsapp que la gente les envía. Pero, como diría mi tía, supongo que “no dan abasto”.
Animal Político tiene algo similar llamado El Sabueso. Su director anunció que van a poner a un equipo dedicado exclusivamente a “examinar la información viralizada” y a seguir los debates de los candidatos para verificar la información que estos suministran.
Pensaba yo: “Bueno, ¿y los medios no independientes qué mecanismos han activado para frenar la ola de noticias falsas? No lo sé.
Qué bueno sería que, por ejemplo, frente a la avalancha de fake news los medios se unieran y crearan todos una especie de Grupo SWAT para examinar coordinadamente la información que se viraliza, detectar si en efecto se trata de una noticia falsa y contenerla… En TODOS los medios. Porque si unos descartan una fake news y otros las multiplican… ¿qué estamos haciendo?
La neutralidad de la red es un principio democrático
El ministro Luna también les preguntó a los periodistas sobre la reciente decisión de Estados Unidos de renunciar al principio de neutralidad de la red. Es gravísimo, dijeron, porque los grandes proveedores de Internet pueden –como lo advirtió Lewin- “amplificar unas voces y silenciar otras”. Entonces Luna recordó que “la neutralidad de la red es un principio democrático y Colombia lo ha adoptado por Ley”.
En fin… poco espacio para contar todo lo bueno que se discutió en el foro Periodismo con Garra, organizado por MinTIC, donde también se habló de los “Nativos digitales”.
Escotilla: En el Día del Periodista, este viernes 9 de febrero, les envío a cada uno de mis buenos colegas y amigos un abrazo grande. Sigo aprendiendo mucho de cada uno de ustedes.
En Twitter: @nubiacamacho