El senador de Cambio Radical David Luna ha emprendido una cruzada anticorrupción con tres debates claves en el Congreso. El de la salud de los maestros, el de las andanzas que, se rumora, se cometen en la Dirección Nacional de Inteligencia, y el último será el de la UNGRD por el negociado de los carrotanques y el supuesto soborno a congresistas.

Cómo le fue en el debate por la crisis de salud de los maestros? ¿Sí tuvo alguna repercusión? ¿Le quedó algo en claro de quién es el responsable de esa hecatombe, o es cierto que ya está implementado en un 94 por ciento?

Lo primero que vale la pena decir es que yo no hice el debate para simpatizar con Fecode, ni mucho menos para fungir como defensor de la atención que antes recibían los maestros, que yo sé que era mala. Ese debate lo hice porque los maestros están gritando en las calles, los están dejando enfermar y los están dejando morir. Hay una crisis, hay un caos y esto no lo puede negar el Gobierno. Entonces, el debate salió bien porque el Gobierno reconoció gravísimos errores: uno, por lo que pagan, o lo que querían pagar por los tratamientos de los maestros y, en segundo lugar, porque reconocieron que no los están atendiendo oportunamente. Y se comprometieron a corregir. Falta ver si es cierto.

Sí, ¿pero de quién es la responsabilidad?

Definitivamente de la ministra de Educación. Ella es la líder en el consejo directivo del Fondo para el Magisterio, y fue la que propuso el modelo, y el modelo está fallando. Ahora, también es responsable el director de la Previsora y, obviamente, el ministro de Hacienda y la ministra del Trabajo, que votan en ese comité. Es que le voy a hacer solamente un comentario. El manual tarifario que propusieron, mire lo que decía tan absurdo: a usted o a mí, o a cualquiera, nos cobran por un monitoreo cardiaco en el sistema de salud 5’064.000 pesos; el manual tarifario que había propuesto el Ministerio de Salud permitía cobrar 36.000 pesos… Motivo por el cual, pues por esa razón es que no los están atendiendo. Y tengo más ejemplos. Por ejemplo, la consulta con un especialista de trasplante, que al ciudadano común y corriente esa consulta le vale 1’076.000 pesos, en ese manual tarifario solo permitían cobrar por maestro hasta 97.220 pesos.