Publicado en La República el 03 de abril de 2024
Con 1.3 millones de familias sin techo, necesitamos hacer más. Necesitamos un gran plan de reactivación de la vivienda.
El sol no se tapa con un dedo. La política de vivienda del Presidente no funciona. ¿Qué hacemos?
La vivienda tiene un impacto positivo en varios aspectos. No solo promueve condiciones saludables y productivas en los hogares, sino que también garantiza seguridad y proporciona acceso a servicios básicos como agua, saneamiento, conectividad y ventilación adecuada. A su vez, la construcción de edificaciones es un motor de empleo y dinamizador de desarrollo. Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestran que impacta 78 ramas de la economía, como las industrias de materiales, el transporte de carga, el sector financiero y, por supuesto, el mercado inmobiliario.
Sin embargo, el 2023 fue un año perdido. Del presupuesto para programas de vivienda, solo se ejecutó la mitad de lo comprometido. Las compras de viviendas pasaron, de 202 mil en 2022, a 89 mil en 2023. Frente al 2022, las asignaciones de subsidios de «Mi Casa Ya» disminuyeron un 22% y los desembolsos un 18%. La tardanza entre la asignación y el desembolso del subsidio aumentó un 55%, llegando a 5 meses en promedio. El sector perdió cerca de 30 mil empleos y los ingresos anuales de los micronegocios de construcción se redujeron en 70 mil millones de pesos. En resumen, la vivienda se convirtió en un freno del crecimiento económico de 2023.
En el 2024 la situación no da tregua. Frente al 2023, las compras de vivienda disminuyeron un 25% en el primer bimestre y el inicio de nuevas obras cayó un 39%. Así, las compras de Viviendas de Interés Social (VIS) cumplen 20 meses cayendo y las iniciaciones 12. Mientras tanto, de los 912 mil millones de pesos asignados para coberturas de tasas, solo se han ejecutado 66 millones. En cuanto a metas, este año se asignarían 50 mil subsidios, dos mil menos que los 52 mil del año pasado, malos resultados y peores objetivos.
Con 1.3 millones de familias sin techo, necesitamos hacer más. El ministro de Hacienda ha resaltado la importancia de más subsidios a la tasa de interés, ojalá lo haga. De igual forma, alcaldías y gobernaciones pueden implementar más subsidios regionales, desligándolos de los requisitos de “Mi Casa Ya”. Más bancos deben llamarse, estimularse y premiarse por establecer tasas preferenciales para la adquisición o construcción de vivienda. Deben destinarse y ejecutarse más recursos, se estima que con una inversión adicional de 1 billón de pesos se apalancarían cerca de 40 billones en ventas, impulsando más de 270 mil empleos anuales durante cuatro años.
Necesitamos un gran plan de reactivación de la vivienda. Flexibilizar el procedimiento para adquirir subsidios de vivienda es una vía para reactivar la economía y colaborar con el sector privado para cofinanciar a pequeños constructores o compradores es un gana-gana para el país. Explorar nuevas ideas en el campo de las incipientes “PropTech” o el “Crowdfunding Inmobiliario” es una tarea pendiente. Garantizar el acceso a vivienda es el cimiento para la consolidación de las familias y su futuro.