Tener casa propia es uno de los grandes anhelos y ambiciones de cualquier familia colombiana. Un techo no solo se traduce en estabilidad y desarrollo, sino que la construcción de vivienda se ha consolidado en los últimos años como un gran jalonador de la economía. Sin embargo, según alertaron desde el Congreso, pasado el primer año del gobierno de Gustavo Petro el panorama para el sector es alarmante y afecta los intereses del 40,2 % de los hogares que aún viven en arriendo.

EL COLOMBIANO conoció las estadísticas que evidencian la cruda situación y que serán expuestas este martes durante un debate de control político a la ministra de Vivienda, Catalina Velasco. Según el reporte, mientras entre enero y agosto de 2022 se vendieron 121.036 viviendas –entre no VIS y VIS, es decir, de interés social–, este año durante el mismo periodo se vendieron 46.897, lo que representa una caída del 61 %. (Ver infografía al final)

“El 70% de las viviendas vendidas son de interés social (VIS) y resulta que desde que Petro está en el poder, las ventas se redujeron en 72 %. En agosto de 2022 se vendían cerca de 11.000 al mes, pero en junio se vendieron cerca de 3.000”, explicó el senador David Luna (Cambio Radical), citante del debate.

Sin embargo, hay un renglón que genera mayor preocupación: los desistimientos o renuncias, es decir, el número de personas que, si bien se le midió a comprar y pagar su casa propia, tuvo que abandonar el proyecto, lo que no solo representa un sueño frustrado, sino multas de hasta $30 millones.

Las cifras indican que en los primeros siete meses del año hubo 26.719 renuncias, casi el doble de todas las del año pasado: 13.673. Del total de desistimientos en 2023, 18.928 correspondieron a viviendas de interés social. Dicho de otro modo: de cada 10 viviendas a las que debieron renunciar los colombianos, 7 eran VIS: las destinadas a los más desfavorecidos.

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