Hoy arranca oficialmente la carrera por las elecciones regionales con las inscripciones de candidatos y la activación de la ley de Garantías. Entran en disputa más de 20 mil cargos, entre gobernaciones, alcaldías, asambleas, concejos y juntas administradoras locales. 

Serán unas elecciones particulares. Hay un presidente de izquierda con márgenes de gobernabilidad, una proliferación de partidos políticos y candidatos por firmas que agregan dispersión, y unos liderazgos regionales con voz nacional.

El panorama es diferente al de las elecciones pasadas. En 2019 los partidos políticos que luego pasaron a ser la base del Pacto, es decir, Colombia Humana, Unión Patriótica, Polo, Mais, Aico y ADA, solo tenían 16 congresistas y estaban en la oposición del gobierno de Iván Duque.

Consiguieron inscribir cerca de 21 mil candidatos. Alrededor del 20 por ciento del total. Pero sus resultados fueron modestos. No lograron ninguna gobernación propia ni tampoco alcaldías de ciudades capitales, y en cuatro gobernaciones ganaron en coaliciones. El fracaso más estruendoso se dio en Bogotá con Hollman Morris.

La nueva fuerza política del Pacto con el poder de la Presidencia, en todo caso, no le asegura que vaya a crecer en las regionales. No hay apuestas fuertes en grandes alcaldías, solo unos casos contados. Por ejemplo, el de Alfredo Varela para la gobernación de Atlántico, en la que están sumando esfuerzos para aterrizar la idea de un frente amplio con la Alianza Verde. O el de la gobernación de Nariño, con Guillermo García Realpe, que arrancó por firmas, pero en el camino ha sido sumando el respaldo del bloque alternativo. 

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