El ministro de las TIC, David Luna, explicó que, “además de la regulación, la Comisión de Comunicaciones tendrá competencias para otorgar concesiones en televisión y radiodifusión sonora, y administrar el Fondo para Desarrollo de la TV”.
El ministerio de las TIC, en cabeza de David Luna, presentó un proyecto de ley ante el Congreso para que el país tenga un “regulador convergente”, que tenga los dientes para regular a todos los actores del famoso ecosistema digital empezando por el coco: Netflix.
En pleno 2017, ya es un cliché decir que “la forma en que vemos televisión cambió”. Es cierto, por primera vez en la historia vemos contenidos fuera de la comodidad de la casa, actualmente podemos ver nuestra serie favorita o el partido del Junior en cualquier momento y en cualquier lugar desde el celular. Sin embargo, las autoridades y regulaciones se quedaron detenidas en el tiempo, muy a pesar de que los operadores de televisión por suscripción, los canales de TV abierta y los propios canales públicos hicieron las respectivas advertencias.
 
La última reforma legislativa que tocó temas de televisión data del 2012, cuando el Gobierno suprimió la Comisión Nacional de Televisión e instituyó la por entonces vigorosa Autoridad Nacional de Televisión (ANTV). Sin embargo, pasaron cinco años y el Ejecutivo, mediante el Ministerio de las TIC, presentó un proyecto de ley para liquidar la ANTV y crear el famoso “regulador convergente”, que la industria y la mismísima OCDE pedían a gritos.
El ministro de las TIC, David Luna, explicó en su sitio oficial que, “además de la regulación, la Comisión de Comunicaciones tendrá competencias para otorgar concesiones en televisión y radiodifusión sonora, y administrar el Fondo para el Desarrollo de la TV, el cual, pese a la liquidación de la ANTV, continuará garantizando la sostenibilidad de la televisión pública”.
La reacción en el sector giró en torno a un “más vale tarde que nunca”. Usualmente, los avances disruptivos le toman ventaja a las regulaciones y a los propios Gobiernos, sin embargo, Netflix llegó a Colombia en septiembre de 2011 y sólo seis años después, las autoridades hacen el primer intento por crear una entidad que tenga la capacidad de poner en cintura a un gigante que revolucionó la forma en la que los usuarios ven contenidos.
En los últimos seis años, Netflix llegó a más de 400.000 usuarios en Colombia, una cifra inexacta ya que el gigante de los contenidos es bastante celoso con sus datos. El gigante logró por casi media década entregarle videos a la carta a sus usuarios sin pagar ningún tipo de impuesto o tener que informarle a la ANTV cuántos usuarios tiene registrados. Mientras tanto, los operadores tradicionales entregan un informe mensual en el que reportan cuantos clientes tienen en cada región y pagan tributos a cuatro fondos diferentes para sostener a la televisión pública y a las propias autoridades.
La asimetría en la competencia también afectó a los canales públicos. Mientras que los operadores tradicionales pagan mensualmente para que los canales regionales funcionen o para desplegar infraestructura (que se paga en dólares) plataformas como Netflix distribuyen su contenido de pantalla en pantalla sin mayor restricción. De hecho, vale señalar que mientras que los canales de televisión pública invierten en la renovación de licencias, los Over the Top (OTT) no deben pasar por ese trámite tributario.
Sobre esto, en los primeros meses de 2017, Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco) manifestó al Gobierno Nacional que es necesario llevar la contraprestación del Fondo TIC a 1,66% hasta que se unifiquen los cobros con el fondo convergente. En derechos de autor también se debe generar una metodología para su cálculo y distribución de las tarifas para la remuneración en obras audiovisuales y sobre el espectro, aseguró que debería ampliar su permiso de uso hasta 20 años.
¿Y los usuarios?
Por supuesto, estos puntos son ajenos para el usuario final. Para las personas lo indispensable es el contenido y la disponibilidad. La tendencia actual marca que los servicios de video con streaming son complementarios a la televisión tradicional. Lo importante es tener todas las opciones disponibles a un costo accesible.
De hecho, no son pocos los usuarios que defienden con vehemencia, hasta con insultos, a las plataformas como YouTube o Netflix. La concepción general es que “por ser innovadoras y disruptivas”, se ganaron estos derechos de distribución y tributarios. Sin embargo, no es un secreto que los costos siguen siendo pasados al usuario final y que plataformas como Netflix han subido sus tarifas de forma gradual para ser sostenibles en el equilibrio de hacer contenidos de calidad y llegar a la mayor cantidad de países posibles.
Por todo esto, es que el intento, así sea tardío del Gobierno por tener un regulador convergente, que visualice a las telecomunicaciones como un todo (basta saber que un usuario tiene todos los servicios disponibles en su celular inteligente) y pueda tener los dientes suficientes para equilibrar la competencia y lograr que todos los actores luchen en igualdad de condiciones. “Actores en igualdad de condiciones, es positivo”.
Al final, el hecho de que todos tengan las mismas reglas y a una sola autoridad que los regule, sancione y cobre, beneficia a los usuarios, que simplemente esperan por tener sus contenidos favoritos en la mejor calidad, con la mejor velocidad, en cualquier momento y lugar.