Hoy, nos encontramos en un mundo que ha evolucionado más en el último siglo que en toda la historia de su existencia. Sin duda alguna, estos avances han transformado la vida de las personas y se convierten en un catalizador para llevar las ideas a la realidad.
Tras la aparición de la máquina a vapor, que generó la primera revolución industrial; la energía eléctrica y el petróleo, en la segunda, y las tecnologías de la información y la robótica, en la tercera, se está abriendo paso una nueva era que se basa en la transformación de los flujos de datos, el crecimiento de las plataformas globales y el surgimiento de nuevas tecnologías. Esta fue propuesta por Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial (FEM), en la reunión realizada este año en Davos, como la cuarta revolución industrial, que se caracteriza por su alto grado de complejidad y el uso intensivo de sistemas físicos cibernéticos.
Ante este nuevo panorama, quisimos que la gran cumbre de contenidos digitales del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) evolucione de Colombia 3.0 a Colombia 4.0, precisamente para potenciar los resultados de las industrias creativas, que ya le aportan más al PIB que el propio café.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el 2012 este sector representaba 3,3 por ciento de la economía nacional (0,6 por ciento más que el sector cafetero), y el Ministerio de Cultura le apunta a que este año llegue a 3,6 por ciento.
Son muchas las aristas de esta nueva economía que las industrias creativas pueden aprovechar para ser sostenibles y productivas.
Según el profesor Llorenç Guilera, la cuarta revolución trae conceptos como ecodiseño (diseño ecológico) y codiseño (diseño colaborativo). Los clientes finales ya no son considerados consumidores, sino prosumers (producen y consumen información), y se les tiene en cuenta a la hora de diseñar nuevos productos para personalizarlos tanto como se pueda.
Por otro lado, el Big Data ofrece la posibilidad de profundizar en los estudios de mercado y mejorar la comercialización, así como lograr el pronóstico de casi cualquier fenómeno que ocurra en el mundo. Gracias a las impresoras 3D, los bienes de consumo pueden ser producidos a la medida de las necesidades de los clientes.
El perfeccionamiento de las TIC también ha hecho posible implementar mejores prácticas y aumentar la eficacia y el rigor en la planificación de los recursos de las empresas y la gestión de clientes.
Sin embargo, el principal cambio, siguiendo la línea del profesor Guilera, lo está dando la inteligencia artificial. El mundo contará con máquinas cada vez más capacitadas que automatizarán procesos que hasta ahora solo se destinaban a los humanos.
Serán capaces de procesar grandes volúmenes de datos y tomar decisiones basadas en información. Adicionalmente, estarán comunicándose automática y autónomamente, gracias a los avances del internet de las cosas.
Ante este cambio, surge una pregunta: ¿cuál será el papel del ser humano en este nuevo mundo? La respuesta está determinada por dos variables, que, si bien tendrán más insumos que nunca antes en la historia, jamás podrán automatizarse. Se trata de la creatividad y la innovación.
Ya lo podemos ver reflejado en el empleo. Basta con comparar dos clústeres industriales, uno de los 90, Detroit, en el que las tres empresas top (GM, Ford y Chrysler) generaban 1,2 millones de empleos, y Silicon Valley, en donde Facebook, Apple y Google generan solo 191 mil trabajos. Sin embargo, estas últimas son promotoras de nuevas empresas. Facebook, por ejemplo, ha posibilitado 60 millones de emprendimientos alrededor del mundo; Alíbaba, 10 millones, y Amazon, dos millones.
En este aspecto, Colombia tiene una oportunidad histórica de ingresar al grupo de economías desarrolladas, ya que esta nueva economía se basa en procesos innovadores y creativos que no necesariamente implican haber pasado por las revoluciones anteriores. Es el momento de fomentar el pensamiento creativo y proponer soluciones que nunca antes se imaginaron, y así migrar a la cuarta revolución industrial.
David Luna Sánchez
Ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.