David Luna, precandidato a la presidencia de Colombia, exsenador de Cambio Radical y exministro de las Tics, de visita en Neiva, conversó ayer con LA NACIÓN sobre sus propuestas centradas en la renovación generacional, la recuperación del territorio, el fortalecimiento de la fuerza pública y la implementación de tecnologías para el desarrollo del país. Además, afirmó que la estrategia de ‘paz total’, eje del gobierno del presidente Gustavo Petro, ha fracasado.

¿Con qué propuestas quiere ser Presidente de la República?

Claudia y Jesús, muchas gracias a ustedes, a LA NACIÓN y a todos sus seguidores por esta invitación. En efecto, tomé la decisión de renunciar al Senado, al Congreso y al partido que me eligió porque estoy convencido de que Colombia está preparada para una renovación generacional y política. Entre otras razones, porque Colombia necesita nuevas ideas para enfrentar los problemas que llevamos enfrentando desde hace tanto tiempo. Pero hay que ser realistas. Quien sea el presidente en 2026, recibirá cuatro crisis muy complejas: la crisis energética, que tiene los precios del gas y la luz disparados; la crisis en salud, donde la gente no está recibiendo medicamentos; la crisis fiscal, en la que el Estado gasta más de lo que ingresa; y, la más difícil, la crisis de orden público (…) Hay que resolver esas crisis, y yo estoy preparado para hacerlo con propuestas claras, contundentes y realizables.

En este camino hacia la presidencia de la República están surgiendo temas como la convocatoria a consulta popular y un Presidente incitando a la gente a salir a las calles, ¿qué lectura hace sobre esto?

Hace unos días di una declaración renunciando al petrocentrismo. No voy a seguir cayendo en el juego de que el presidente Petro lanza propuestas imposibles de cumplir, una tras otra, precisamente para que la discusión política gire en torno a él. Yo estoy dedicado a proponer soluciones, por eso no renuncio a la pedagogía. ¿Qué hacer para resolver el tema laboral? Claro que hay que pagar dominicales y horas extras, pero, más allá de eso, hay que pensar en cuántos empleos se destruirán por el avance de la inteligencia artificial. Por ejemplo, un millón de colombianos trabajan hoy en call centers en todo el país. Estos pueden ser automatizados, y serán robots quienes contesten, evalúen, den directrices; y nadie está pensando en cómo reentrenar o recapacitar a esos trabajadores. La consulta popular será discutida. Si quieren, pueden salir a votar. La pregunta es: ¿los colombianos quieren que se despilfarren 700.000 millones de pesos en eso? O, por el contrario, con esa plata se podrían reducir las tarifas de energía que tanto nos afectan a todos.

La nueva consulta popular, junto con las preguntas adicionales, ya fue radicada; respecto a ella, ¿qué análisis hace? ¿Realmente es válida debatirla? ¿Qué busca el Gobierno Petro con esta consulta?

Si el Gobierno quisiera cambiar las normas, utilizaría un mecanismo llamado referendo. La Constitución dice claramente: “El referendo que se apruebe modifica la norma inmediatamente”. La consulta popular, en cambio, no tiene esa facultad. Por eso, cuando la exalcaldesa de Bogotá, Claudia López, promovió una consulta popular anticorrupción, fue un fracaso. Salimos a votar más de 10 millones de colombianos y nada ocurrió.

¿Pero de qué le sirvió esa consulta a Claudia López?

A ella, para impulsar su carrera política. Es exactamente lo que busca el presidente Petro. Por eso, yo creo que aquí hay que pensar en un nuevo liderazgo. Existen políticos que, por pertenecer a otra generación, buscan sus propios réditos. Yo creo que debemos pertenecer a una generación de líderes que realmente quieran resolver los problemas de la gente. Una consulta popular no logra eso. Si estamos en debates sobre dominicales y horas extras, tramitemos la ley y hagamos que avance.

Usted que viene del Senado, ¿qué papel cree que debe jugar el Congreso en estos momentos frente a todo lo que está ocurriendo?

Es importante entender que Colombia no tiene un rey ni una reina. Colombia es una democracia. Y en ella, hay tres poderes iguales: el Ejecutivo, encabezado por el Presidente; el Judicial, a cargo de las cortes; y el Legislativo, representado por el Congreso. Entre los tres, deben equilibrarse y evitar el abuso de poder. El Congreso debe analizar los proyectos, aprobar los que considere positivos y mejorar los que considere negativos. Por eso, me parece muy importante mejorar la propuesta laboral que se ha presentado, en lugar de simplemente desecharla. Cuando el gobierno presenta una consulta, ¿cuál es su propósito? En muchos casos, busca dinamizar la política. Pero, en realidad, las soluciones las aporta el sentido común y la sensatez. Lograr que la gente tenga más empleo, por ejemplo, requiere reducir la informalidad, que supera a la formalidad. Muchas personas trabajan sin cotizar a la seguridad social porque no encuentran empleos formales que les brinden esos beneficios. Entonces, optan por lo que se llama el ‘rebusque’.

Respecto a la ‘Paz total’ del gobierno y los últimos anuncios del presidente Petro sobre posibles diálogos con el Eln en Roma, ¿qué opinión le merece?

Retrocedamos un poco: el 30 de diciembre de 2022, el presidente Petro firmó varios decretos de cese al fuego, uno con el Eln. Sin embargo, el 31 de diciembre, el Eln le cierra las puertas en la cara a Petro, diciendo que nunca habían conversado. Esos decretos fueron muy graves para el país, porque mientras amarraron las manos y los pies de la fuerza pública, dejaron libres a los delincuentes. Hoy en día, eso se refleja en departamentos como Valle del Cauca, Norte de Santander, Arauca y en algunos municipios del Huila. ¿Qué está ocurriendo? Que el Eln ya no busca el poder mediante las armas; se han convertido en narcotraficantes y delincuentes comunes, iguales al Clan del Golfo y a las disidencias de las Farc. Solo buscan enriquecerse a costa de la seguridad y tranquilidad de la ciudadanía. Por eso, hay que recuperar el territorio. Y para ello no basta con discursos, gritos o insultos. Se necesita entender cómo opera esa criminalidad para desarticularla. La ‘Paz total’ fracasó; fue solo un anuncio sin estrategia, y hoy estamos viviendo y padeciendo sus consecuencias.

En un eventual gobierno suyo, ¿qué pasaría con los diálogos con las disidencias de las Farc?

Lo primero es recuperar el territorio y proteger a la sociedad civil. Después, quienes deseen dejar las armas, que lo hagan. Se pueden adelantar diálogos, pero hoy hemos perdido el control territorial. Yo he trabajado en la Comisión Primera del Senado. Participé en la ponencia de una ley que buscaba facilitar la entrega a la justicia. Pero ese proyecto contenía un perdón y olvido para condenados por narcotráfico o terrorismo. Rendí una ponencia negativa porque el Estado de derecho no se puede perder. Es fundamental que se entienda: las leyes deben cumplirse y los delincuentes deben asumir responsabilidades. Claro que sí, deben resocializarse, pero también responder por sus delitos para proteger a una sociedad herida. Llevamos más de 200 años en conflicto continuo: guerrilla, paramilitares, narcotráfico, delincuencia común. Los colombianos merecen y desean vivir en tranquilidad y seguridad. La seguridad no es propiedad de la derecha, ni la paz es exclusiva de la izquierda. Son derechos que todos los colombianos debemos exigir.

De cara a las elecciones presidenciales, ¿cuáles son las alianzas? ¿Cómo se presentaría la fórmula para usted llegar a ser presidente? ¿En qué está pensando? ¿Y quiénes lo están rodeando en este proyecto político?

Me está rodeando la gente, que es a la que le voy a pedir permiso para aspirar. A partir del primero de junio, comenzaré a recoger firmas en un movimiento que se llama “Sí hay un camino”, porque creo firmemente que hay un camino de tranquilidad, moderación y capacidad para resolver problemas, en lugar de crear más conflictos. Creo que hay un camino para recuperar la esperanza, la moral y el orden público. Pienso que hay un camino para ejercer un liderazgo distinto. Los colombianos tendrán que elegir entre el líder que está confrontando, gritando e insultando todos los días, o aquel que busca generar más oportunidades de trabajo. Entre quien está peleando entre sí con los presidentes y expresidentes, o quien quiere promover una renovación generacional. Yo pertenezco a una generación que ha ejercido la política de manera coherente y consecuente. Por eso, llevo en mi camisa un código QR, que, al ser escaneado con un dispositivo móvil, muestra mi hoja de vida. Porque lo mínimo que debo hacer para querer servir como presidente de la República es mostrar lo que he hecho.

¿Qué anuncios le ofrece al Huila?

Creo que hay tres aspectos fundamentales a tener en cuenta. Primero, el orden público. El Huila, durante muchos años, sufrió las consecuencias de la violencia y, lamentablemente, recuperó la esperanza. Hoy, vuelve a vivir momentos críticos, por lo que es fundamental recuperar la tranquilidad a través de la presencia institucional y de la fuerza pública, permitiéndole actuar con autoridad. En segundo lugar, está el tema de la agroindustria. El Huila es el primer productor de café en el país. Además, es una potencia piscícola, especialmente en la producción de tilapia. Sin embargo, necesita fortalecer también el cacao. Estas herramientas, junto con otros productos, serán esenciales para posicionar la región, invirtiendo en tecnología y fortaleciendo el sector agropecuario. Esto es clave para avanzar en procesos estructurales. En tercer lugar, el turismo sigue siendo una pieza esencial y fundamental. Hay disposición y territorio, aunque también requiere liderazgo.

¿Qué opina de las encuestas en las que aparecen como favoritos Vicky Dávila, Sergio Fajardo y Gustavo Bolívar?

No peleo contra las encuestas; son lo que son. Me siento orgulloso de estar en ese grupo del 2%. Sin embargo, hago una reflexión: el que lidera en las encuestas tiene un reconocimiento del 93%, es decir, nueve de cada diez colombianos lo conocen. En mi caso, solo seis de cada diez me conocen. Por eso, debo salir a contarle a los colombianos qué he hecho, por qué lo he hecho y qué propongo. Las encuestas reflejan la realidad política del momento. Estamos a 12 meses de las elecciones y, por eso, comencé temprano. En febrero, inicié la primera fase de visitas a todos los departamentos del país. En junio, empezaré una segunda etapa, buscando las firmas necesarias para inscribir mi candidatura.

¿Pero no le dice algo que esos nombres sean los que están punteando?

Son personas que, como menciono, tienen un reconocimiento alto. La doctora Dávila es una gran periodista, con más de 20 años en televisión. El doctor Fajardo se ha lanzado tres veces a la presidencia, y el doctor Bolívar ha tenido presencia en televisión y en consejos de ministros, expresando su apoyo al gobierno. Son personas que gozan de reconocimiento público y actualmente están en la carrera. Mi compromiso en política es claro: quiero correr esta carrera con convicción, decisión, pasión y amor, pero sin obsesión. Tengo muy presente que los intereses de mi país deben estar por encima de los intereses personales.

¿Qué mensaje le quiere dar a todos los huilenses y a los colombianos que leen y siguen el Diario LA NACIÓN?

Estoy muy feliz de volver a estar aquí y quiero agradecer a LA NACIÓN por siempre abrir espacios para el debate. Lo más importante para los colombianos es la pedagogía. Tenemos la capacidad de hacer muchas cosas, pero lo que no somos es personas ignorantes. La información adecuada es fundamental para que podamos tomar las mejores decisiones. No se trata de quién juega mejor fútbol, canta mejor o baila mejor; se trata de quién tiene un liderazgo capaz de unir a este país, de superar la polarización que tanto daño nos ha hecho.

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