El exsenador David Luna, que recorre el país en una precampaña, habló con EL COLOMBIANO sobre la consulta popular que promueve el Gobierno y aseguró que este estaría trabajando con inteligencia cubana y venezolana para perfilar a la oposición.
Despojado de su rol como congresista y emprendiendo un camino en solitario tras haber renunciado a Cambio Radical, el exsenador David Luna le madrugó a la campaña presidencial de 2026. Si bien aún legalmente no puede comenzar la recolección de firmas con la que espera blindar su aspiración, desde ya comenzó correrías y emprendió una gira a lo largo del país para divulgar sus ideas y hacerse conocer.
“Muchos colombianos no identifican mi trayectoria”, reconoce en entrevista con EL COLOMBIANO. Luna, de visita en Medellín, se refirió a la consulta popular que promueve el presidente Gustavo Petro; reclamó que eso es lo que le gusta al mandatario: “la campaña, la plaza”, al tiempo que lo acusó de tratar de “inmiscuirse en las elecciones”.
Inclusive, Luna denunció que el Gobierno persigue con su aparato de inteligencia a quienes no comparten sus ideas en supuesta connivencia con Cuba y Venezuela. Al declararse honrado “de ser un político de oficio”, habló de las candidaturas de Vicky Dávila y Claudia López, y explicó por qué renunció a Cambio Radical.
Usted fue senador hasta hace poco tiempo. Renunció para empezar una recolección de firmas para lanzarse a la Presidencia, así que es inevitable preguntarle por su opinión de la caída de la reforma laboral y del llamado a consulta popular que hizo el presidente Petro…
Al presidente Petro se le olvida que 18 millones de colombianos votaron por el Congreso y por él solamente 11 millones. Esos son, más o menos, 600 plazas de Bolívar absolutamente llenas. Entonces los derechos de los colombianos también hay que respetarlos y están expresados en quiénes quieren que los representen en el Congreso. Sí hay que dar una conversación sobre temas de orden laboral, pero eso se hace sentados, oyendo, dialogando, discutiendo. Muchas veces del disenso se construye consenso, no confrontando y no tratando de dividir.
Al presidente Petro se le olvida que el 95% del empleo en este país lo generan las empresas. Claro que hay empresarios ricos, eso no es un delito, pero hay otros empresarios que generan tres o cuatro empleos, y ellos también están sufriendo por lo que está pasando.
Pero esta discusión se sale de lugar. Petro se ve derrotado políticamente en la discusión en la Comisión Séptima, y sale con la carta de la consulta popular.
Una de las peleas del Gobierno y del ministro del Interior, Armando Benedetti, es que justamente no se debatió y antes de la sesión dijeron que iban a tumbar la reforma. ¿Fue válido?
Es una excusa bastante floja, porque la discusión en el Congreso comienza desde el día que se erradica una reforma. Ustedes los medios están planteando debates, las universidades o los sindicatos.
Fui viceministro de Trabajo y me tocó en el Urabá antioqueño una discusión muy profunda por el entonces reglamento de alturas. Nos sentamos con la CUT y con la CGT a discutir cómo podíamos proteger a los trabajadores y, por supuesto, a los empleadores. Se logró un acuerdo sin la necesidad de tanta confrontación. Colombia tiene que pensar en generar empleo, no en destruirlo, porque es el que permite llenar la nevera.
¿Cuál es entonces la reforma que necesita este país? Hay unos clamores de la gente alrededor de las horas extras y los dominicales; sin embargo, esta reforma no contemplaba las nuevas modalidades de trabajo, por ejemplo.
El mundo entero está discutiendo cómo va a reemplazar 70 millones de empleos que se están destruyendo o transformando con inteligencia artificial, con el internet de las cosas y, por supuesto, con big data. En eso está el mundo: viendo a ver cómo logra que muchos que desarrollan algunas actividades se formen o se entrenen con tecnología. En esta reforma no había un artículo que hacía referencia a la tecnología.
Fui ministro de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y vengo de ese mundo. Ese no es el futuro, ese es el presente. Si no entiende cómo lograr que la tecnología se acople para formar, emplear y para producir, va a perder el año. Hay unas luchas que muchos empleados querían dar y son justas, pero también es importante repensar de qué forma se logra compaginar al empleador y al empleado.
Creo perfectamente viable que los sindicatos tengan corresponsabilidades y puedan exigir mejores condiciones, pero también que se sienten a la hora de las decisiones para analizar si hay pérdidas y ganancias. Si hay ganancias, los empleados pueden participar, pero si hay pérdidas también tienen que asumir su responsabilidad.
Hay que cambiar el debate y salir del siglo pasado, que es el que nos tiene en una bicicleta estática confrontando y peleando solo por los intereses políticos. Al presidente Petro lo que le gusta es eso: la campaña, la marcha, la plaza, y no le importan los derechos de los trabajadores ni su futuro.
Usted en algún momento dijo que el presidente Petro no cometía errores, sino que era una estrategia calculada para generar caos. ¿Qué reflexión hace de las últimas actuaciones del presidente, entre ellas, el Consejo de Ministros, la desbandada de funcionarios, el arribo de Armando Benedetti?
Todo es un cálculo político para distraer la atención, para apropiarse de la agenda y para tratar de imponer sus tesis tanto electorales como filosóficas. Y a veces le funciona. Por eso es que a los colombianos y a los antioqueños hay que alertarles que él va a seguir en este proceso tratando de inmiscuirse en las elecciones de 2026.
Pero, por otro lado, está generando una grave crisis que revertirla va a ser difícil porque comienza la economía a flaquear. El Gobierno está gastando más de lo que recibe. Se está endeudando más de lo que puede. Además, está teniendo un interés de seguir ordeñando el bolsillo del colombiano y eso ya no da abasto.
Para que un país funcione se necesita quien invierta en él, porque esa persona va a buscar generar empleo. También se requieren alternativas distintas. Por eso insisto tanto en la tecnología, porque no solamente es enfrentar los empleos que se están transformando, sino promover expertos en big data o en ciberseguridad. De eso el país no habla porque acá nos quedamos en la bicicleta estática de los problemas de hace 30 años que solo con tecnología vamos a poder cambiar.
¿Qué decir de la consulta popular? ¿Es conveniente?
La consulta popular es una estrategia política que se le convierte al presidente en el siguiente paso, porque es lo que viene después del hundimiento de su reforma. Pero acuérdese cuando le hundieron el presupuesto en el Congreso: en ese entonces habló de constituyente. Y antes, cuando le hundieron la reforma tributaria, habló de marchas. Esta es la tercera o cuarta vez que dice que hay que salir a marchar permanentemente. Lo que no entiende o lo que pierde de vista es que esa desconexión golpea duramente la economía.
No sé si habrá o no consulta popular, pero ese va a ser el tema en los próximos tres o cuatro meses. Todo el mundo estará distraído en eso, porque eso genera incertidumbre, pero eso no llena la nevera, no paga los recibos ni genera crecimiento económico.
El presidente ha sido bastante beligerante con el Senado y ha puesto en tela de juicio a la oposición. ¿Qué le han dicho sus excompañeros en el Senado? ¿Cómo está el ambiente?
El presidente es beligerante con todo el que no está de acuerdo con él. En eso se equivoca, porque no todo líder que cree ser popular termina siendo eficiente o termina resolviendo los problemas a los colombianos. Debe dedicarse a resolverle los problemas a todos los colombianos.
En estas giras veo mucha tristeza en los jóvenes, porque ellos sí estaban esperando que les condonaran las deudas del Icetex. Eso se quedó en discurso, como se quedó en discurso el aumento del subsidio para los adultos mayores, que no necesitaba ley: se requería simplemente una decisión en un decreto.
El presidente olvida su discurso del 7 de agosto de 2022. Yo estaba ahí sentado en la Plaza Bolívar y el dijo: ‘Voy a respetar a la oposición, voy a construir con la oposición y voy, en muchos casos, a atender sugerencias de la oposición’. Puede que lo tercero no sea obligatorio, pero las dos primeras sí.
Hay una persecución sistemática contra la clase política, contra los medios de comunicación y los militares en uso del buen retiro. Todo el que opine distinto a lo que le gusta a Petro le mandan la inteligencia o la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), ahora en asociación con los servicios de inteligencia cubanos y venezolanos. En mi caso personal, con firmeza, sin gritos y con respeto, vamos a seguir diciendo lo que consideramos hay que decir.
¿Cómo es eso de inteligencia en asociación con Cuba y Venezuela?
Tengo información y le he preguntado a la Dirección Nacional de Inteligencia. También le solicité a la Procuraduría General de la Nación que inicie una investigación para saber si era cierta la información de que, en mi caso personal, la DNI, por segunda vez, hace seguimientos en contra mía y de mi familia. Quiero saber además si desarrolla perfilamiento y si es cierto que tuvieron algún grado de responsabilidad en muchas de las acciones que pasaron en el pasado .
Es que en diciembre de 2023 ingresaron a mi residencia dizque a hurtar, pero no se robaron casi nada, y luego se metieron a la casa de un miembro que en ese entonces hacía parte de mi Unidad de Trabajo Legislativo. ¿Fueron ellos o no?
Quiero que la Fiscalía me dé información al respecto y hasta el momento no he recibido una sola respuesta, por lo que le solicité a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que inicie unas investigaciones al respecto.
¿Y a nivel local interpuso alguna denuncia?
Sí, hay una denuncia formal en la Fiscalía, pero hasta el momento no he recibido respuesta. En cambio, la Procuraduría sí solicitó el inicio de una investigación formal para que atiendan mis preocupaciones.
¿Y de la DNI qué le dijeron?
Yo fui el autor del debate en el que pregunté al señor Carlos Ramón González, exdirector del DNI, si era cierto o no que estaba utilizando el software ‘Pegasus’. Él señaló que no y que tampoco lo ha comprado. Después, el mismo presidente dijo que sí, que sí lo ha comprado el Estado colombiano.
Palabras más, palabras menos, ese software opera u operó en la inteligencia colombiana para chuzar a quienes piensan distinto. No lo dije solo yo. El expresidente de la Corte Constitucional lo mencionó. Estos temas son muy delicados, más cuando uno se remonta al 7 de agosto de 2022, cuando el presidente decía “yo voy a respetar a quienes piensan distinto a mí”.
¿Qué lo tenía de visita en Medellín y Antioquia?
Hace más de un mes tomé la determinación de renunciar al Senado y partido por el cual me avalé para llegar: Cambio Radical. Fui el senador más votado del partido y fui su vocero durante dos años. Tomé esa decisión porque en Colombia es posible una renovación generacional. Es posible recuperar la esperanza, la moral y la economía con debates serios y presentando ideas claras, pero sobre todo sin necesidad de estar polarizando.
Yo quiero servir como presidente de la República y voy a iniciar una campaña cuando la ley me lo permita, que es el 31 de mayo, con la recolección de firmas. Por ahora, estoy recorriendo cada uno de los departamentos porque tengo un problema que podría ser una ventaja: muchos colombianos no identifican mi trayectoria, que comencé como miembro de la Junta de Acción Comunal del barrio, después como edil y concejal. Ya son 27 años de trabajo y quiero contarles a ellos qué he hecho para que tengan una posibilidad de evaluarme.